En el Sur de Monzón existen varios relieves tabulares (llamados muelas o sasos) como el cerro del Castillo o el Saso de Santa Quiteria. Todos ellos se han originado por la erosión del Cinca y sus afluentes, que se han encajado en los sedimentos horizontales del mioceno de la Depresión del Ebro. El hecho de que las rocas de esta edad alternen estratos duros (areniscas) y blandos (arcillas), ha originado estos partuiculares relieves de techo plano y paredes casi verticales.
Resulta interesante recordar que en el techo de las planas de Monzón
(como también ocurre en la llamada Sierra de San Quílez de Binéfar)
existe una capa de metro y medio de espesor compuesta por gravas
cementadas. Cantos rodados. La capa, que de hecho ha protegido de la
erosión a las rocas infrayacentes, más blandas; es una terraza
colgada del río Cinca. Se le atribuye una edad pleistocena y marca
la posición que ocupaba el río en aquella época, ciento veinte
metros por encima de su nivel actual. También abundan en las
areniscas los taffonis y alveolos.
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